Brasil tratará de mostrar hoy que posee músculo y es capaz de perforar defensas cerradas pese a la baja de Neymar, ante un Paraguay que cifra sus opciones de acceder a las semifinales de la Copa América jugando a la contra o repitiendo la hazaña de hace cuatro el punto de penalti.
Brasil, que suele pasar apuros contra equipos que juegan a defenderse, todavía recuerda las dificultades que pasó en los cuartos de final de la Copa América de Argentina 2011.
Entonces Paraguay logró mantener su portería a cero durante 120 minutos en una soberbia noche del arquero Justo Villar y se impuso en una anómala tanda de penaltis, en la que los brasileños fallaron cuatro remates. Si quiere evitar que se repita la historia, el equipo de Dunga deberá solventar la eliminatoria en noventa minutos, ya que, como novedad en la presente edición de la Copa, se ha eliminado la prórroga en los partidos de cuartos y semifinales. En los cuatro días de preparación que Brasil ha tenido desde su clasificación, Dunga ha trabajado en especial cómo incrementar la presión para atosigar a sus rivales.
También ha redoblado los ejercicios para defender las jugadas aéreas, una de las principales virtudes de los guaraníes y un quebradero de cabeza para un equipo de baja estatura como el brasileño. Esa preocupación puede llevar a Dunga a optar por dar la titularidad a David Luiz, el jugador de campo más alto de la plantilla (1,88 metros). En ataque, lo más probable es que Robinho se mantenga en el lugar de director de juego, en el lugar de Neymar.
El equipo paraguayo, que mañana en Concepción podría contar con cuatro titulares de hace cuatro años, sigue fiel a la misma filosofía, sabe que no puede conceder espacios a la Canarinha y por ello, prepara una defensa rocosa para ahogar el juego de los brasileños. El mayor problema para la Albirroja es la lesión de su principal creativo, Néstor Ortigoza, el único capaz de dar toque y pausa.
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