Brasil, con su empate a cero contra México en la segunda jornada del Grupo A, ha tenido su peor inicio mundialista desde la edición de Argentina 1978, cuando encadenó dos empates seguidos, y levantó dudas sobre sus posibilidades en la Copa.
El equipo anfitrión suma cuatro puntos y lidera el Grupo A, después de su victoria por 3-1 contra Croacia en el partido de su debut, pero tendrá que jugarse la clasificación en la tercera jornada, el próximo lunes, contra Camerún.
Esta situación es nueva para los pentacampeones del mundo, que en las últimas tres décadas siempre tuvieron una tercera jornada sin presiones y, como mucho, tuvieron que esforzarse en puntuar para certificar el primer lugar del grupo.
En los últimos ocho mundiales, desde España 1982, Brasil se hizo con la victoria en sus dos primeros partidos con mayor o menor facilidad y tuvo tranquilidad para garantizar su pase a la siguiente fase de la competición.
En Argentina 1978, Brasil debutó con un empate 1-1 contra Suecia y después igualó sin goles contra España, pero acabó clasificándose con un triunfo 1-0 contra Austria en la última jornada.
El empate ante México no le preocupa al técnico Luiz Felipe Scolari, quien después del partido contra México elogió el fútbol de sus jugadores y dijo que estaba "satisfecho" con la "evolución" del equipo con respecto a su debut contra Croacia.
Ante Camerún, Brasil necesitará por lo menos un empate para garantizar su clasificación y, probablemente, estará forzada a llevarse los tres puntos para asegurarse la primera posición de la manga para evitar al líder del Grupo B en los octavos de final.
La exigencia de esforzarse al máximo en el tercer partido añade otra preocupación: Scolari no podrá dar descanso a los titulares y se arriesga a que algunos de los cuatro jugadores que tienen tarjeta amarilla se pierdan los octavos de final.
Neymar, Ramires, Thiago Silva y Luiz Gustavo están apercibidos y se perderían el crucial partido de octavos, en el caso de que logre la clasificación, si son amonestados de nuevo contra el equipo africano.
Pero la mayor preocupación que genera Brasil es la imagen que ofreció en sus dos primeros partidos, sus carencias creativas, su dependencia de Neymar, que ante México estuvo lejos de su mejor nivel, y la falta de volumen de juego.
No sólo Neymar no estuvo al nivel del primer partido, Oscar bajó de rendimiento y tuvo que ser sustituido y el delantero centro titular, Fred, no apareció por segundo partido seguido.
Las críticas de la prensa brasileña han sido unánimes a los problemas para crear juego de la selección Canarinha y a la falta de opciones en el banquillo para cambiar el ritmo del partido.
Ni Bernard, ni Willian ni Jô tuvieron el efecto desequilibrante que Scolari esperaba y Brasil continuó sin velocidad y sin capacidad de desborde o de sorpresa ante México.
Marcelo y Thiago Silva coincidieron en señalar una de las mayores dificultades que Brasil enfrenta: las otras selecciones ya conocen su estilo de juego y las claves para frenar a la Canarinha, que mantiene el mismo esquema desde la Copa Confederaciones.
Scolari ha dado el día de hoy libre a sus jugadores y tendrá de tiempo tres días de trabajo en su cuartel general de Teresópolis y uno más en Brasilia antes del partido contra Camerún, que por primera vez en tres décadas será decisivo para la clasificación del pentacampeón.
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