Tras sufrir la tragedia que enlutó al fútbol mundial y obtener la Sudamericana a petición del Atlético Nacional, el renacido Chapecoense de Brasil vuelve a cruzar la región, pero esta vez para debutar, este martes, ante el Zulia de Venezuela en la Copa Libertadores.
Con el accidente de avión en el que murieron 71 personas en el recuerdo, el club brasileño optó esta vez por viajar hasta Maracaibo en un largo vuelo comercial, con escalas en Sao Paulo y Panamá, y cuya duración estimada es de 27 horas.
Con la plantilla diezmada por la tragedia, el cuadro de Chapecó se vio forzado a fichar hasta 20 nuevos talentos, incluido el director técnico Vágner Mancini, quien ha dibujado un equipo de juego vistoso con 3 hombres en ataque y el habilidoso Niltinho como falso 9.
Los de Santa Catarina llegarán a Venezuela tras haber jugado un amistoso el sábado -aunque sin sus habituales- contra el Sport Boys peruano, en el que cayeron por 2-1.
Este partido generó tanta expectación que desembocó en la violencia de un grupo de hinchas, un hecho del que deben haber tomado nota en Venezuela.
Por su parte el joven Zulia -fundado en 2005- también accede a su primera Libertadores, tras ganar el pase por su sobresaliente 2016, en el que se quedó a las puertas de bordar su primera estrella en el fútbol venezolano.
Pensando en el torneo continental el Zulia se reforzó con jugadores como el marfileño Hervé Kambou y los venezolanos Yohandry Orozco y Juan Arango, este último considerado el mejor futbolista de todos los tiempos en su país.
“(Chapecoense) será un rival complicado, difícil de estudiar, con muchos jugadores nuevos”, dijo Arango sobre su rival en un comunicado de prensa.
Para el volante de ataque la clave del triunfo estará en “demostrar en la cancha” la progresión que ha tenido el equipo “petrolero”.
Armados con Orozco y Arango, además del joven mediocampista Jefferson Savarino, y del ariete argentino Sergio Unrein, el Zulia es un equipo temible en ataque, pero vulnerable en defensa.
EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario