La ciudad de Chapecó, al sur de Brasil, está conmocionada ante el accidente aéreo ocurrido anoche en en Colombia que ha terminado para siempre con la gesta del equipo local de disputar su primera final en un torneo internacional, un triste suceso que ha dejado sin palabras a su afición.
Esta localidad de unos 200.000 habitantes despertaba en estado de conmoción con la dura noticia de haber perdido a casi toda la plantilla del Chapecoense, que volaba a Medellín para disputar la ida de la final de la Copa Sudamericana frente al Atlético Nacional.
“No lo puedo entender siento mucho lo que pasó, ahora tenemos que levantar la cabeza. Es muy duro. Chapecó está de luto y lo vamos a sentir mucho”, expresa consternado el expresidente del club, Lodovino Costella, quien no cogió el fatídico avión por muy poco debido a que él llegó de Sao Paulo días atrás. En un ambiente de absoluto silencio, cientos de aficionados vestidos con las camisetas verdes del equipo se han acercado al estadio Arena Condá para expresar sus condolencias, llorar con sus amigos y solidarizarse con este suceso, el más grave de la historia para el mundo del fútbol.
“Esta tragedia se llevó parte de nuestras vidas”, afirma a Efe entre lágrimas Fabio Rodrigues Pereira, aficionado del ‘Chape’, como cariñosamente se le llama al equipo.
Toda la hinchada coincide: los jugadores eran como “una familia” para esta ciudad ubicada en el sureño estado de Santa Catarina, que se había volcado ante el hito de disputar su primera final en un torneo internacional.
“Se sentaban a nuestro lado en la pizzería, iban al bar a tomarse algo. No tiene explicación”, añade Rodrigues Pereira.
Al estadio han acudido muchos familiares de las víctimas, completamente derrumbados, a los cuales apenas les salía un hilo de voz y que han tenido que ser atendidos por el cuerpo de psicólogos que se ha desplazado hasta el feudo del Chapecoense. En una de las esquinas del estadio se ha levantado un memorial improvisado con algunas velas, rosas y muchos carteles recordando a las víctimas y enviando “fuerza” a los supervivientes.
“Eterno, para siempre nuestros campeones. Muchas gracias por todo”, rezaba uno de ellos.
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