El fútbol, una pasión de multitudes en Brasil, se ha convertido en una herramienta para enseñar a centenares de jóvenes de Río de Janeiro las aptitudes necesarias para incorporarse al mercado laboral mediante un programa de una ONG patrocinada por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA).
El instituto Companheiros das Américas, filial brasileña de la fundación estadounidense Partners, dirige este proyecto llamado Vencer, que a través de dar patadas a un balón inculca valores como el trabajo en equipo, la comunicación con los compañeros o la disciplina.
La escuela de fútbol está dirigida a jóvenes de entre 16 y 24 años, opera desde 2006 en Curicica, un barrio pobre de la periferia de Río de Janeiro, y desde hace tres años cuenta con el apoyo del proyecto Football for Hope de la FIFA.
Durante una visita a periodistas guiada por la FIFA, la directora de Companheiros das Américas, Heloisa Andrade de Paula, afirmó que el fútbol y la búsqueda de empleo "comparten los mismos valores".
Los cursos duran de siete a nueve meses y están divididos en cuatro etapas: en la primera se hace un trabajo intensivo de fútbol en el que se enlazan las habilidades deportivas y las necesarias en la búsqueda de empleo, después se dan clases de orientación profesional y se enseñan cuestiones prácticas como redactar currículos.
En la tercera fase se realizan prácticas en empresas y finalmente se da seguimiento a la inserción laboral del alumno, que puede volver a la escuela si se considera necesario.
En las clases de fútbol, los alumnos hacen ejercicios como jugar de la mano en parejas, o hacer un partido en el que son obligados a decir en voz alta cada uno de los movimientos que realizan, ya sea un pase, un tiro a puerta o una entrada al tobillo.
En ese ejercicio, si los alumnos no dicen qué movimiento hacen, la profesora pita falta y anula la jugada.
Después se realiza la acción opuesta: se obliga a que jueguen sin decir una palabra, con el objetivo de enseñar a comunicarse con lenguaje corporal.
"Antes y después de cada partido tienen que comentar el ejercicio, se les pregunta qué fue más difícil, si jugar hablando o sin hablar. Queremos que aprendan la importancia de la comunicación en el ambiente de trabajo", explicó Andrade de Paula.
El proyecto Vencer ya ha impartido clases a unos 2.500 alumnos y este año cuenta con 54 estudiantes, en su mayoría de Curicica y otros barrios pobres de la zona.
Inicialmente, el proyecto solo admitía a chicas, pero desde 2009 las clases de fútbol son mixtas y actualmente se han ampliado sus fronteras al incorporar a un alumno colombiano y otro congoleño, ambos refugiados que han sido incorporados gracias a un acuerdo con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La ONG busca a los alumnos en las escuelas de la zona y se sirve del boca a boca de exalumnos que cuentan cómo les ayudó esta escuela a buscar empleo.
Uno de los actuales alumnos, Wallace Nascimento, dijo que la escuela secundaria prepara "un poco" para la búsqueda de trabajo, "pero no tanto" como estas clases de fútbol.
El joven, de 16 años, a pesar de considerarse uno de los mejores jugadores de la clase, afirmó que su sueño no es ser futbolista sino trabajar de mecánico de aviación.
Vencer es uno de los cinco proyectos que la FIFA patrocina en Brasil como parte del Football for Hope, el programa solidario dirigido por ese organismo rector del fútbol mundial.
El director de Football for Hope, el argentino Federico Addiechi, declaró a Efe que la FIFA pretende "potenciar" este tipo de actividades en Brasil en los próximos años aprovechando que el país será sede del Mundial de fútbol de 2014.
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