La selección brasileña, anfitriona de la Copa Confederaciones, llegó ayer a Brasilia, donde el sábado disputará frente al equipo de Japón en el partido inaugural del torneo que, para la FIFA, supone un ensayo de cara al Mundial de 2014.
La selección estaba concentrada en la ciudad de Goiania, a unos 200 kilómetros de la capital, hasta la cual se trasladó en su nuevo avión, un Boeing 738-800 Next Generation cedido por la aerolínea Gol y pintado con los colores verde, azul y amarillo de la bandera nacional.
Los pocos curiosos que se acercaron al aeropuerto sólo pudieron ver de lejos el vistoso avión y el autobús en que fueron trasladados los jugadores hasta el hotel en que alojarán en Brasilia, situado en una bucólica zona de la ciudad y a orillas del lago Paranoá.
A las puertas del hotel, cercado por una fuerte seguridad, también se congregaron unos pocos aficionados que no pudieron hacer más que saludar desde lejos al autobús, cuyos vidrios oscuros no permitían siquiera ver a los jugadores.
La selección brasileña se entrenó en Goiania antes de partir hacia la capital, donde tiene previsto descansar durante el resto de la jornada.
Los jugadores mañana realizarán el habitual reconocimiento del césped del estadio Nacional Mané Garrincha, donde se enfrentarán a Japón el sábado, y luego harán su última práctica antes del inicio del torneo en un campo del Cuerpo de Bomberos.
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