El Vasco da Gama viajó a Bolivia ayer con la tranquilidad del triunfo por 4-0 en casa y un plan ideado por el cuerpo técnico para jugar en los 2.800 metros de altura donde se halla el fortín del Jorge Wilstermann, que definirá cuál equipo pasará a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
El estadio Patria, en la ciudad de Sucre, será el escenario este miércoles del partido de vuelta de la fase 3 del torneo entre el equipo brasileño y el boliviano, que tendrá que firmar una gesta casi imposible para clasificarse.
El Vasco llegará primero a Santa Cruz de la Sierra, ciudad situada a unos 400 metros de altitud sobre el nivel del mar y donde empezará este mismo lunes sus entrenamientos. El viaje a Sucre lo realizarán el mismo día del partido con el objetivo de minimizar los efectos de la altitud, donde históricamente los brasileños acostumbran a bajar su rendimiento.
Jugar en altura será novedad para 14 de los 25 jugadores convocados y también para el técnico Zé Ricardo, que ha planificado una preparación diferente que incluye cilindros de oxígeno y un equipo adecuado para humidificar el vestuario. No obstante, algunos futbolistas del actual elenco carioca ya tienen experiencia en jugar en campos de altitud elevada, como el delantero colombiano Duvier Riascos, el central ecuatoriano Frickson Erazo o el ariete argentino Andrés Ríos, con experiencia en la liga mexicana. En el encuentro de ida, la gran figura fue el joven Paulinho, de 17 años, que va camino de convertirse en la nueva promesa del fútbol brasileño tras firmar dos goles y dos asistencias en tan solo tres partidos disputados con el Vasco da Gama en la Libertadores. Natural de Río de Janeiro, el rápido extremo forma parte de la esperanzadora generación 2000 de Brasil.
EFE
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