Ronaldinho cautiva a los aficionados en Guatemala

El 'romance' entre el astro brasileño Ronaldinho Gaúcho y los aficionados guatemaltecos superó, este domingo, a la enconada rivalidad del Comunicaciones y el Municipal, dos equipos con los que compartió el amistoso "Clásico de la Alegría" jugando casi medio tiempo con cada uno.

Casi 20.000 personas llenaron las gradas del estadio Cementos Progreso de la capital, para disfrutar del habilidoso centrocampista, que se declaró en repetidas ocasiones "muy contento" de estar en Guatemala y agradeció por el cariño que le dispensaron.

Desde que llegó el viernes a Guatemala hasta que se retiró hoy de la cancha, los aficionados aplaudieron las pinceladas de buen fútbol que ensayó 'Dinho', y que le permitieron dejar entre los guatemaltecos ganas de más. Antes de comenzar el partido, invitó a los asistentes a disfrutar y mostró su deseo de que en el futuro "las dos aficiones puedan volver a regresar, como hoy," a estar juntas en el estadio.

Desde 2014, los partidos entre el Comunicaciones y el Municipal, solo pueden ser presenciados por la afición local, debido a la repetición de incidentes violentos. El último tuvo lugar el 27 de abril de ese año, cuando un joven de 17 años fue asesinado a golpes y puñaladas en víspera de uno de los clásicos.

El amistoso de este domingo, sin apenas ritmo de juego y de un cariz marcadamente emotivo, terminó con empate a dos entre los dos conjuntos, en el que Ronaldinho vistió la camiseta de cada uno con el número 10 en la espalda. Danilo Guerra adelantó al Municipal en el minuto 10, aunque diez minutos después Bryan Ordóñez empató.

Antes del descanso, al 36, los cremas se adelantaron por medio de Jean Marquez aunque en la segunda parte Gastón Puerari puso el 2-2 definitivo. El momento más curioso del partido lo protagonizaron tres espontáneos que saltaron al campo para acercarse al ídolo brasileño.

En una de esas ocasiones, el campeón del mundo en el Mundial de 2002 les pidió a los miembros de seguridad que dejaran que el joven pudiera hacerse una fotografía antes de que lo regresaran a las gradas.