Marcada por la presencia de Neymar y Gabriel Jesús, los dos principales atacantes brasileños del momento y que retratan el presente y el futuro del equipo, la selección olímpica masculina de fútbol se concentró ayer para comenzar la preparación de cara a los Juegos Olímpicos.
A falta de 18 días para que tenga lugar la ceremonia de apertura en el emblemático Maracaná, los jugadores de la Canarinha comenzaron a llegar este lunes a Teresópolis, donde la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) tiene su centro de entrenamiento, la Granja Comary.
Los Juegos de Río 2016 parecen ser el escenario idóneo para dejar atrás la mala imagen dada en los últimos tiempos por la selección brasileña e intentar hacerse con la medalla de oro olímpica, el único gran trofeo que aún no está en las vitrinas de la pentacampeona mundial. Para ello, el técnico Rogerio Micale, quien tomó el mando de la selección olímpica tras la reciente destitución del seleccionador brasileño, Dunga, contará con un ataque de lujo en el que destacan, por encima del resto, dos nombres propios: el extremo del FC Barcelona Neymar y el goleador del Palmeiras Gabriel Jesús.
El astro de 24 años se ha consolidado como una de las principales figuras del fútbol desde que llegó a España, en 2013. Su innegable talento y su peso en el conjunto de la Ciudad Condal, le han servido para firmar uno de los contratos más jugosos de la historia del club, que le ubican como el segundo jugador mejor pagado del Barça, sólo por detrás del gran símbolo del club, el argentino Lionel Messi. Sin embargo, los últimos meses de Neymar han estado marcados por las polémicas extradeportivas derivadas tanto de sus problemas con el fisco, como de su deseo de participar en los Juegos Olímpicos y en la Copa América Centenario, disputada en los Estados Unidos el pasado mes de junio.
El club catalán brindó al jugador todo su apoyo en sus problemas judiciales, sin embargo, se mostró inflexible en cuanto a la participación del jugador en ambos torneos, puesto que podría mermar su estado de forma de cara a la próxima temporada.
Neymar finalmente tuvo que elegir y se decantó por intentar ser el líder de la primera selección brasileña que se cuelgue el oro olímpico al cuello. Ahora que todos esos problemas extradeportivos parecen ir quedando atrás, Neymar deberá demostrar sobre el césped que puede ser ese líder que lleve a los suyos a las cotas más altas pese al mal momento que atraviesa el fútbol brasileño; así esta sería su oportunidad para dejar de ser ídolo y convertirse en leyenda.
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