En Brasil no hay discusión sobre cuál es el mejor jugador de la historia, si bien no conviene pregonar sus excelencias en el país vecino, donde Diego Armando Maradona ha dado lugar incluso a una religión, la Iglesia Maradoniana. En Europa hay mayor conflicto aunque menos encarnizado: de los Di Stéfano, Cruyff, Platini y Beckenbauer, de antes a los Van Basten, Ronaldo o Zidane de hace poco y los Cristiano Ronaldo y Leo Messi actuales. Los nombres se suceden en un continente con dinero y volcado en el fútbol.
Edson Arantes do Nascimento, ‘Pelé’, (Minas Gerais, Brasil, 1940) nació en la miseria más rabiosa para escalar a la cumbre. No ha sido el primero. Tampoco será el último. Pero sí el único que ha merecido el título de "rey del fútbol”. Un rey que tendrá su segunda película: el 26 de agosto se estrena el biopic Pelé, el nacimiento de una leyenda. Se trata de una producción estadounidense dirigida y guionizada por los hermanos Jeff yMichael Zimbalist, rodada íntegramente en Brasil y que explica cómo Pelé se asomó desde la favela para darle a su país el primer Mundial, en 1958. En el reparto figuran Vincent D’Onofrio, Rodrigo Santoro y Diego Boneta, entre otros.
Pelé, que alternaba darle patadas al balón con el modesto oficio de limpiabotas, es una rara avis por muchas razones. Para comenzar, se estrenó en la selección absoluta de su país con tan solo 17 años y, junto a Garrincha, fue el creador del jogo bonito que nos depararía tantas maravillas en las décadas siguientes. De hecho, dio a su país la Copa del Mundo en 1956 (Suecia) y solo cuatro años después la prensa europea ya comenzó a llamarle ‘O Rei’. Deudor de dignidad tan mayúscula, dio a Brasil otros dos Mundiales: Chile (1962) y México (1970).
Palmarés de récord
En su palmarés figuran 1.282 goles en 1.363 partidos oficiales y amistosos, el título de Mejor Jugador del Siglo por la FIFA (la votación popular la ganó Maradona, su archirrival), Mejor Jugador del Mundo según la IFFHS, Mejor Deportista del siglo XX por el COI y Balón de Oro Honorífico de la FIFA, ya que en su época solo lo conseguían jugadores europeos. Hay muchas más distinciones pero no queremos aburrir al lector. Pelé se retiró del deporte activo en 1974.
Como muchas otras estrellas, de Antoñete a Michael Jordan, no podía estar sin hacer lo que mejor sabía, por lo que fichó el año siguiente por el Cosmos de Nueva York, una suerte de All Stars creado para potenciar el fútbol en EEUU.
A diferencia de su eterno gran rival, Maradona, Pelé redirigió su vida tras el fútbol de manera muy diestra: de actor (Evasión o victoria, John Huston, 1981) a ministro de Deportes brasileño (1994-98), pasando por Caballero de Honor del Imperio británico, Embajador de Educación, Ciencia, Cultura y Buenos Deseos de la Unesco y Embajador del Deporte en el Foro Económico Mundial de Davos (2006). Una de sus últimas y muy celebradas incursiones en publicidad (ha anunciado de todo, de MasterCard a Coca-Cola) ha sido la promoción de la viagra.
Su lado oscuro
Pese a que Pelé ha tratado siempre de mantenerse alejado de la controversia, su biografía presenta clarosocuros, como la de cualquiera de nosotros. Primero, la ya referida rivalidad con Maradona. En 2008 llegó a solicitar que le retirasen todos sus títulos por dopaje, ensalzando a la vez a Di Stéfano como el mejor de todos los tiempos, devolviéndole un cumplido antiguo. Aunque hoy se muerden menos, la hemeroteca sigue ofreciéndonos perlas. Por ejemplo, el Diego le recomendó cambiar su medicación al afirmar Pelé que Neymar es mejor que Messi, si bien tiempo después un micrófono abierto captó como el Pelusa afirmaba que Leo no tiene madera de líder.
Pelé ha tenido también algún problema de índole económica: su empresa Pelé Sports Marketing PS&M recibió 700.000 dólares de un banco argentino con objeto de financiar un partido a beneficio de UNICEF, cantidad que debía devolver y que no hizo, según el diario Folha de Sao Paulo. O rei acusó a su socio, Helio Vianna, y lo llevó ante la Justicia.
Pero su lado oscuro más complicado es el familiar. Pelé tiene cinco hijos habidos en dos matrimonios y varios que tardó en reconocer. Sandra Regina Machado, que nació de una relación fugaz con una empleada doméstica. La Corte Suprema de Brasil obligó en 1996 al astro a reconocerla, tras un largo pleito; hasta tuvo tiempo de escribir el libro La hija que el Rey no quiso. Los defensores del astro sostenían que el entorno de Machado pretendía extorsionarlo.
Machado falleció en 2006 y ahora son sus dos hijos, nietos del exfutbolista, quienes le reclamaron en 2013 sendas pensiones suficientes para cubrir el pago de un plan de salud y su educación. La justicia falló en su favor otorgándoles 2.000 dólares mensuales a cargo de O Rei. En 1999 él mismo decidió reconocer a una segunda hija, Flavia Kurz, que tuvo con una periodista. Muy contento no debe estar su hijo Edinho, arrestado en 2005 acusado de tráfico de drogas: el chico joven estuvo en la cárcel 11 meses y Pelé sólo lo visitó en dos ocasiones, informaba el diario chileno La Tercera.
El astro brasileño, intocable en los 70, 80 y 90, puede ser hoy vapuleado en pancartas. Las semanas previas al Mundial celebrado en Río, las protestas ciudadanas –motivadas por una galopante brecha económica y social abierta en el país–, tomaban la calle casi a diario. Él pidió que cesasen para no empañar la imagen del país y así, tuvo que leer escrito con rotulador sobre un cartón "Traidor del siglo”. Claro que cuando Brasil atravesó una dictadura de once años, de 1964 a 1985, dejó ir la boutade de que su pueblo no sabía votar. Quizá por eso, más recientemente, Romario dijo de él: "Pelé callado es un poeta”.
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