Un Brasil ciclotímico, capaz de pasar en dos meses de un sonoro fracaso en la Copa América a los laureles de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, vuelve a las eliminatorias del Mundial con aires de constante mutación.
Un entrenador nuevo, medio equipo novato y un Neymar como siempre estelar son los ingredientes con los que la Canarinha va a tratar de levantar el vuelo en la tabla y volver a meterse en los puestos que dan acceso a Rusia 2018.
La mayor novedad ha llegado en el banquillo, donde Adenor Bacchi ´Tite´, considerado el mejor técnico del país en la actualidad, ha reemplazado a Dunga, quien quemó todo su crédito con la histórica eliminación en la primera fase de la Copa América Centenario.
Tite ha dejado claro que no pretende aplicar una táctica de tierra arrasada y va a mantener algunas piezas importantes en el último equipo de Dunga, aunque si bien es cierto, desde el Mundial de 2014 la selección brasileña está inmersa en un constante proceso de cambios de cromos.
A grandes rasgos, Tite ha mantenido intacta toda la retaguardia de Dunga y ha rejuvenecido el sector ofensivo incorporando a algunos de los integrantes de la selección olímpica que ganó el oro en Río 2016, el pasado 20 de agosto. Entre ellos sobresalen dos delanteros jóvenes y rápidos como Gabriel Jesús, que se incorporará al Manchester City en enero, y Gabriel, que ya ha hecho las maletas con rumbo al Inter de Milán. Otra gran novedad es el lateral izquierdo Marcelo, que vuelve a la selección después de ocho meses de ausencia por sus diferencias con Dunga, aunque tendrá que pelear por el puesto de titular con Filipe Luis.
Por lo apretado de la clasificación, Brasil tiene buenas opciones de recuperar terreno si gana sus dos partidos de esta doble jornada, que comienza contra Ecuador en Quito y concluye ante Colombia en Manaos, pero, del mismo modo, cualquier traspiés puede mandarlo al fondo de la tabla.
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