El fútbol y la corrupción quedaron unidos en el escándalo surgido alrededor de la petrolera estatal Petrobras.
Varios de los exdirectivos del grupo Odebrecht que pactaron con la Justicia delatar la corrupción en Petrobras a cambio de una rebaja en su condena, dieron documentos en los que se disfrazan los pagos a 19 partidos políticos con equipos de fútbol.
Además, cada cargo político era identificado con una posición en la cancha.
El Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó entre 2003 y 2016, fue bautizado como Flamengo, el equipo más popular del país, no se sabe si por el color rojo que comparten ambos o porque el club carioca es favorito entre las clases bajas.
El Corinthians era el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que domina el estado de Sao Paulo. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) era el Inter de Porto Alegre.
Una de las asociaciones descubiertas entre equipos de fútbol y partidos políticos que requieren menos investigación para descubrir el porqué de la elección es la del Sport de Recife y el Partido Socialista Brasileño (PSB). El principal fortín electoral del PSB es el estado de Pernambuco.
El Partido Progresista (PP), de centro-izquierda, fue comparado con el club más azul: el Cruzeiro.
También el color sirve para identificar otra asociación: la del Partido Verde (PV) con el Curitiba, equipo que tiene el verde en su camiseta.
El Partido Laborista Brasileño fue identificado con el Vasco da Gama, el Palmeiras era el Partido Popular Socialista (PPS) y el Atlético Mineiro daba nombre al izquierdista Partido Socialismo Obrero y Libertad (PSOL).
El presidente del país era el delantero centro, los gobernadores eran los centrocampistas, los senadores eran atacantes, los diputados eran volantes y los diputados, defensas. Quienes no tenían cargo, pero formaban parte de algún partido, se conocían como porteros.
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