La selección brasileña encara la Copa América Centenario con muchas dudas por la ausencia de Neymar, pero con la certeza de que se sentirá en casa en las ciudades de Estados Unidos por donde pasará en su concentración que comienza hoy. Las tres sedes en las que jugará la Canarinha en la primera fase, en el Grupo B, parece que han sido escogidas a dedo para agradar a la delegación brasileña: Los Ángeles, Orlando y Boston.
Brasil comenzará su periplo en la competición en Los Ángeles, nada menos que en el Rose Bowl, estadio en el que la selección ganó su cuarto Mundial, en 1994 en la tanda de penaltis ante Italia.
En aquella final de grato recuerdo para los brasileños estaban figuras como Romario, Bebeto, Mauro Silva, Mazinho, Jorginho, Taffarel o Dunga, quien entonces fue el responsable de alzar el trofeo de campeón en su condición de capitán de la verde-amarilla.
Dunga, ahora investido con los galones de seleccionador nacional, asegura que ese “regreso al pasado”, que se producirá el próximo día 4 de junio, en su debut ante Ecuador, seguramente le arrancará una “sonrisa”, con la que evocará todo el trabajo que hizo en 1994, que “valió la pena”.
La segunda parada de la selección brasileña será Orlando, donde se enfrentará a Haití en el estadio Florida Citrus Bowl el 8 de junio.
Orlando es el destino turístico en el extranjero preferido por los brasileños, por delante incluso de París, Nueva York o Buenos Aires, según estadísticas de operadores hoteleros.
Toda familia brasileña de clase media-alta que se precie no pierde oportunidad de viajar a Disney World por lo menos una vez en la vida, aunque no son pocos los que repiten su visita a Orlando hasta la saciedad.
El tercer destino de Brasil en la primera fase será el estadio Gillette de Foxborough, a 35 kilómetros de Boston, que se ha convertido en una segunda casa de la selección.
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