El Fluminense partió ayer de Brasil con todos sus titulares a Bolivia, en donde el jueves visitará al Nacional Potosí en el partido de vuelta por la primera fase de la Copa Sudamericana, tras haber intentado aplazar el compromiso ante las intensas protestas que se registran en Chuquisaca desde la pasada semana.
El Fluminense, que venció por 3-0 en el partido de ida y puede clasificarse incluso con una derrota por dos goles de diferencia, esperó hasta última hora a que la Conmebol se pronunciara sobre la posibilidad de aplazar el partido y, ante la negativa, terminó viajando pero con un cambio de planes de última hora.
Ello debido a que el conjunto carioca tenía previsto viajar inicialmente a Sucre, ciudad a 2.810 metros de altitud y en donde se aclimataría antes de desplazarse el mismo jueves por tierra hasta los 4.067 metros de altitud de Potosí. EFE
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