Casemiro aterrizó en Estados Unidos con una sonrisa después de ganar la Liga de Campeones con el Real Madrid en la final ante el Atlético, en un partido en el que el centrocampista resultó ser una pieza clave.
El futbolista, nacido en Sao Paulo, se ha ganado un puesto en el once y un hueco en los corazones del madridismo a base de trabajo.
Zidane no ha ocultado jamás la importancia que ha tomado un jugador que pasó una vida difícil hasta su llegada a España. “El papel de Casemiro ha sido fundamental”, dijo Zizou.
Pero la vida no es tan bonita en su país natal. Casemiro se encuentra desde el lunes concentrado para disputar la Copa y para enfrentarse a otra reválida: la de enamorar de una vez por todas a Dunga. El centrocampista no ha sido capaz de conseguir un puesto desde que en septiembre de 2011 debutara con la absoluta.
Fueron dos minutos escasos en un amistoso ante Argentina. No se le vio el pelo de nuevo por la selección hasta mayo de 2012, cuando disputó los últimos 4 minutos ante Dinamarca.
En junio de ese año desapareció y regresó a una convocatoria a finales de 2014 como un jugador ya consagrado. Pero ni sus buenas actuaciones con el Real le sirvieron para ganarse un puesto fijo. Ahora llega con dos Champions.
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